Aunque el camino parezca interminable, el Señor concede la gracia para resistir. Confía en que cada momento de fe firme es bendecido desde lo alto y te acerca a la meta.
«Te basta mi gracia, porque mi poder se perfecciona en la debilidad.» (2 Corintios 12, 9)
«Afirmo, por tanto, que la perseverancia con la que perseveramos en Cristo hasta el final es un don de Dios; … Por ello, no es seguro que alguien haya recibido este don mientras siga con vida.» (San Agustín de Hipona)
Que el aliento de hoy te recuerde que la perseverancia misma es un don divino, y que estás sostenido incluso cuando el camino se hace difícil.
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