Aunque las pruebas que enfrentas puedan parecer abrumadoras, no son más que tormentas pasajeras—no muros permanentes. Mantente firme en la fe, camina hacia adelante con la certeza de que la calma y la recompensa preparadas para ti llegarán.
«Te basta mi gracia, porque mi poder se perfecciona en la flaqueza.» (2 Corintios 12, 9)
«Ten valor… Las tormentas pasarán y la calma regresará. La providencia de Dios vela por nosotros, y nunca permite que suframos más de lo que podemos soportar… Nuestras pruebas aquí son temporales; la recompensa es eterna.» (San Juan Crisóstomo)
Que hoy sigas adelante con firmeza de corazón y la plena confianza de que la gracia no te será negada.
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